juny lluny
entro en la ciudad y ensordezco de perfección.
ahora no tengo fuerzas para todo esto.
los hombres caminan con cerdos pringosos que les ensucian las corbatas,
las manos que salen de las cloacas te agarran los tobillos
con un parkinson que te tiembla el alma.
la pantalla amarilla suena a polvo.
y te vas de las habitaciones mientras el mundo, ya muy lejos, ruge.ya tan lejos.
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