20070119

la lulú de coco.

coco: lulú tendrá metro sesenta. es pequeñita. pero no da sensación de baja. más bien de delgada. es muy delgada. viste habitualmente de negro. ojos negros. lleva un corte de pelo a la moda, corte francés. habla como pausada pero yo no diría que es lenta. tiene los ojos muy grandes que le hacen la cara como ingrávida, como si no tuviese nada detrás de esos ojos enormes. es como desvalida, como si quisieras abrazarla pero después no, después da una sensación de frialdad que da un poco de miedo. es arisca. no habla mucho pero cuando tiene el día contento no para de hablar y parece otra persona. en ocasiones me ha estado hablando durante media hora sin parar, casi sin coger aliento, parecía que se iba a ahogar y que la fuerza y la ilusión la iban a dejar sin fuerzas. a lo mejor lo hacía porque después se podía pasar semanas sin dirigirte más de dos o tres palabras. es curioso pero a veces compartes casa con personas a las que no hablas. o al menos les hablas mucho menos que a tu compañero de trabajo, o incluso al portero. nuestro portero es muy pesado y cada tarde te engancha y te explica todo lo que no ha podido hablar en toda la tarde. porque hay personas que no pueden estar sin hablar mucho tiempo, como si necesitasen sacar sonido. como si hubiese una necesidad de llenar el silencio. a lulú eso no le importaba. podía estar a tu lado y no hablar en horas. al principio me incomodaba un poco pero después me acostumbré. imagino que era una manera de enfrentarse al miedo. yo creo que lulú tenía miedo al mundo. un miedo sutil pero miedo al fin y al cabo. como si le hubiese pasado algo muy fuerte cuando pequeña. algo con su padre o alguna mala experiencia con un novio o algo de ese tipo. yo creo que me empezó a gustar una noche que llegué a casa tarde, borracho, y ella estaba en la cocina mirando al vacío, con un vaso de leche entre las dos manos y una marca en los labios como si acabase de bebérselo. no se movió ni me miró cuando llegué. sólo llevaba puesta encima una bata. se lo noté porque se le veían un poco las tetas. estaba descalza aunque hacía frío. le pregunté si estaba bien. no me respondió. encendí un cigarro y me senté a su lado. me lo fumé mientras miraba el vaso de leche vacío entre sus manos. tenía unas manos largas y blancas con las uñas pintadas de rojo. odio la leche sola. no puedo ni olerla pero aquella noche no me importó el olor, incluso me gustó al haberse mezclado un poco con el olor de lulú. me acabé el cigarro y me fuí a dormir. no nos dimos las buenas noches.

No hay comentarios: